'Gasté
mucho dinero en mujeres, alcohol y coches de carrera. El resto
simplemente lo desperdicié.' George Best.
Solo
dos palabras que vienen al mismo tema son capaces de entrelazarse
entre si y dar un resultado perfecto. Mezclamos trabajo duro y éxito,
concentración y buenos resultados, y todas ellas nos dejan
combinaciones que concuerdan. Sin embargo, aquel 22 de mayo de 1946
vendría al mundo el hombre que cambiaría esta logística pura del
deporte. Acababa de nacer George Best.
Hijo
de Anne Withers y Dickie Best, creció en Belfast (Irlanda del
Norte), en un pequeño lugar llamado Cragagh. Desde edades tempranas
se interesó por el deporte, en concreto por el rugby, una disciplina
que lo llevaría a tener que abandonar los estudios después de que
en 1957 fuera premiado con un viaje de estudios al Grosvenor Grammar
School. George nunca tuvo en su mente el estudiar, y muy a pesar de
que tenía un talento innato, se centró en desarrollar sus
habilidades deportivas en el equipo de rugby de su ciudad. Por
suerte, tras varios años de prácticas en este deporte, el primero
de los hijos de la familia Best hizo valer su apellido en otra
modalidad. Fue aceptado en el Lisnasharragh Secundary School, un
lugar en el que se decantaría por el fútbol y en el que aprendería
a desarrollar todo su potencial por completo.
A sus
15 años, uno de los ojeadores del Manchester United (Bob Bishop)
envió un telegrama a Sr. Matt Busby con un mensaje muy claro: 'Creo
que he encontrado un genio'. Por desgracia, tras firmar el contrato
con el club gracias a Joe Armstrong, el joven se sintió demasiado
presionado al quedar tan lejos de su vivienda, aliciente que le
provocó que volviera a Irlanda del Norte con la posibilidad de ser
fichado más tarde. Con el paso del tiempo, tuvo la sangre fría y
tomó la decisión de volver a Manchester para pasar dos años en el
conjunto amateur, no llegando su debut profesional hasta el 14 de
septiembre de 1963 en un enfrentamiento ante el West Bromwich Albion
en el que su equipo ganaría 1-0. Más tarde, el 28 de diciembre
tocaría techo y anotaría su primer tanto ante el Burnley (5-1) en
Old Trafford, llevándole esto a que su entrenador (Matt Busby) lo
dejara en el conjunto principal y optara por sus servicios hasta en
26 ocasiones esa temporada, en las cuales dejaría un total de 6
goles además de ganar la FA Youth Cup con las categorías
inferiores.
El
enorme Best iba creciendo poco a poco. Sus compañeros lo apoyaban en
todo y en los 59 partidos que disputó la campaña 64-65, contribuyó
con 14 goles, incluyendo el importante tanto al Liverpool en 'El
Teatro de los Sueños' durante la FA Charity Shield. A raíz de ello,
la habilidad que mostraba en cada momento parecía caída del cielo.
Cada rival que intentaba hacerle frente era esquivado por él cuando
decidía lanzar una finta o amagar el pase. 'Bobby' Charlton y Denis
Law componían la orquesta junto al enorme portento que tan solo
vestía 18 años de edad. Por suerte, su cumbre estaba muy cerca, ya
que el 9 de marzo de 1966, se haría el auténtico dueño del Estádio
Da Luz marcando dos tantos al impresionante Benfica de Eusébio.
Todos los diarios portugueses hablarían de tal hazaña,
catalogándole como 'O Quinto Beatle' (El quinto Beatle), debido al
éxito que atesoraba el grupo inglés durante aquellos años. Una
lesión el 26 de marzo de 1966 por una entrada muy dura de un jugador
que militaba en el Preston North End lo apartó de los terrenos de
juego durante gran parte del tiempo, sin embargo, continuó jugando
hasta que el 13 de abril del mismo año puso fin a la temporada en el
encuentro celebrado en el Partizan Stadium en el que se derrotaría
al Partizan de Belgrado por 2-0. Su retirada hasta septiembre no le
privaría de apuntarse su primer trofeo liguero al alzarse el
Manchester United meses después.
La
campaña 1966-1967 fue el salto definitivo. A pesar de su comienzo
con el alcohol y las mujeres, Best siguió dando lo mejor de si y
rindiendo al máximo. La segunda liga caería en sus manos (esta vez
con el en el campo) gracias a una ventaja de cuatro puntos sobre el
segundo clasificado. Sería alineado un total de 45 ocasiones y
anotaría hasta 10 goles, siendo recordados los dos ante el Liverpool
(0-2) y el Hat-Trick en la penúltima jornada de liga ante el
Newcastle United (6-0). El joven nacido en Belfast iba creciendo
conforme pasaba el tiempo, ya incluso podía presumir de ser un peso
pesado de una plantilla a la que le estaba destinada el logro más
absoluto posible.
Era
1968, los 'Red Devils' estaban clasificados para la Copa de Europa y
no iban a desperdiciar su oportunidad de hacer historia. Diez años
hacía del deceso de 'The Busby Babys', un accidente en el que
fallecieron 23 personas incluyendo periodistas y jugadores del
equipo. En ese mismo avión iba 'Bobby' Charlton, el cual años más
tarde contaría la tragedia como algo que recuerda con imágenes
terroríficas. Sin embargo, el planteamiento ideado por esta
innovación de futbolistas sería lo que daría aire a un club que
quedó destrozado anímicamente. Primero se derrotó al Sarajevo por
2-1 y más tarde al Górnik Zabrze polaco para acceder a la Semifinal
del torneo. Allí esperaba el Real Madrid. Sin Di Stéfano, los
blancos sufrieron el gol de George en Old Trafford que bastaría para
que con el 3-3 de la vuelta el Manchester United se plantara en la
gran final.
Wembley
a rebosar aquel 29 de mayo de 1968 en el que el Benfica de Eusébio,
de nuevo, pedía revancha ante los ingleses. Recordado como el
partido de las patadas de Nobby Stiles al mozambiqueño, este sería
el momento en el que el fútbol británico daría el salto
cualitativo definitivo. Chartlon golpearía primero en el 53' para
que el mediocentro Jaime Graça pusiera las tablas en el 75' y se
desatara una corriente de acometidas rojas. Primero Best, luego Brian
Kidd y por último de nuevo Charlton cerrarían el cara a cara en
poco menos de 10 minutos de una prórroga en la que fueron ayudados
por el alma de todos aquellos luchadores que perderían la vida en el
accidente aéreo de Múnich. Busby emocionado levantaba el trofeo
siendo consciente de su importancia y sintiéndose orgulloso de haber
hecho historia. Por su parte, George aprovecharía para continuar con
su rutina de celebración: alcohol y mujeres hermosas.
Su
polémica vida siguió su curso, y en 1969 no todo iría lo bien que
debía. El técnico abandonó el conjunto, pero él continuó con la
racha de goles (22 en 55 partidos) que le llevaba a seguir creciendo
después de haber sido nombrado Balón de Oro en 1968 por sus
acciones en la temporada anterior. La evolución iba llegando junto a
los hábitos mal planteados que le llevaban a sufrir muchas veces
bajadas muy grandes en torneos menores en los que la concentración
era menor. Se alcanzaron las semifinales de la Copa de Europa, no
teniendo la fortuna suficiente y cayendo ante el equipo que
levantaría el trofeo, un Milan que estaría comandado por el
guardameta Fabio Cudicini, el cual sería el héroe de la
eliminatoria.
Varios
récords llegarían próximamente, aunque no títulos importantes, ya
que el Manchester United bajaría varios puestos, quedando en zonas
medianas de tabla. George anotó seis goles ante el Northampton Town
en la victoria por 8-2 el 7 de febrero de 1970. Kim Book, el portero
titular del Northampton comentaba que 'siempre se lanzaba hacia un
lado pero el hombro de Best iba hacia otro. La rotura estaba
asegurada y el gol también'. Esta actuación sería elegida como la
número 26 en la lista de Los 100 Mejores Momentos del Deporte.
Wilf
McGuinness sería el mánager hasta mediados de 1971, sin embargo,
quedaría como testigo y juzgador del 'Quinto Beatle' cuando éste
faltó al entrenamiento en Stamford Bridge para mantener relaciones
sexuales con la famosa actriz Sinéad Cusack. Más tarde, Fran
O'Farrell tomaría las riendas del proyecto que iba desmoronándose
con las salidas de tono de nuevo del jugador. Otra relación, esta
vez con la Miss de Gran Bretaña: Carolyn Moore en 1971, propiciaría
un escándalo al anular sus entrenos durante una semana completa en
enero de aquel mismo año.
Tras estos sucesos, el gran delantero no tuvo límite y continuó
haciendo lo que le venía en gana. Fuera de actividades profesionales
en las que destacaba, se sentía muy frustrado por el declive que
estaba experimentando su conjunto. El paso del tiempo lo llevaría a
su ocaso. Sería en Loftus Road en su derrota por 3-0 ante el Queens
Park Rangers cuando Best vestiría por última vez la camiseta roja,
después de que hubiera rondado su cabeza durante gran parte de
aquellos meses la idea de abandonar el fútbol.
Su
carrera no acabaría ahí, la calidad seguiría paseándose por un
total de 11 diferentes plantillas como fueron Cork Celtic (Irlanda),
Los Ángeles Aztecs (Estados Unidos) en dos ocasiones, Fulham, donde
volvería a un nivel razonable y polémico al ser recordado por el
robo de balón a su compañero Rodney Marsh ante el Hereford United
en la FA Cup; Fort Lauderdale Strikers (Estados Unidos), Hibernian
(Escocia), San José Heartquakes (Estados Unidos), Motherwell
(Escocia), Golden Bay (Estados Unidos), AFC Bournemouth (Inglaterra)
y Tobermore United (Inglaterra) para completar la travesía de 10
años y certificar su retiro a los 38. En ninguno de los clubes se
alzaría con título alguno; la leyenda se había forjado ya en un
único lugar.
Después
de 22 años basando su vida en 'Pubs', fama y ocio, el gran George
ingresaría en el hospital Cromwell de Londres durante el 3 de
octubre de 2005, lugar en el que dejaría atrás los 239 goles que ya
formaban parte de la historia. Los calmantes que usó para frenar sus
males al realizarse un trasplante de hígado fueron su sentencia. El
20 de noviembre, News of the World sacaría a la luz una fotografía
autorizada por el propio futbolista en la cual el mensaje estaba
claro, una vida de récords, de buen juego, de talento, de magia y de
placer deportivo se acababa por múltiples imprudencias. Solo quedó
para el recuerdo una última frase, unas palabras que siempre serán
recordadas y que salieron de su interior más profundo: 'No muráis
como yo'.